jueves, 14 de agosto de 2014

5x02: El Bueno, El Gilipollas Y El Topo

Su ropa ya estaba limpia y él ya podía peinarse decentemente. La barba la seguía teniendo, esta vez era precavido. Se encontraba en una biblioteca, no en la que le interrogó un Fernando Burgos patético, sino en la que cogió la última vez aquel libro viejo de su abuelo donde le hacía una entrevista al mismisimo Santiago Bernabeu.*
El caso es que hacía poco se había enterado por su abuela que el padre de su padre tenía un libro donde se explicaba la historia de un sheriff que traicionó a su pueblo y donde su antepasado murió por ello.
El libro se titulaba "El Sheriff Mastillas" La verdad era que al enterarse no le dio demasiada importancia, pero ahora era posible que le enseñara algo mejor de lo que él creía.
Se acercó al bibliotecario y preguntó por el libro, este que masticaba chicle y tenía cara de aburrimiento total le contestó con pasotismo.
-Busque entre hechos reales y ficción, puede que lo encuentre.
Le dio las gracias amablemente y él solo se dignó a hacer una pompa de chicle mientras miraba como desaparecía entre las estanterías.
Cuando desapareció de su punto de vista, hizo una burla y obtuvo una contestación.
-Tengo cámaras señor, le acabo de ver.
Andrés silbó y empezó a mirar a todas partes mientras agitaba las manos como si estuviese espantando una avispa. Asomó la cabeza.
-Puede haberle parecido que le hacía burla pero en realidad espantaba una avispa, se les ha colado una.
-Si, vamos, lo que se llama una pillada de toda la vida ¡No me cuente su vida viejo!
¿Viejo? ¿Le había llamado viejo? ¡Pero si debía tener su edad aproximadamente! Dejó de lado esa discusión y empezó a buscar el libro.
No fue muy dificil de encontrar, estaba muy cerca del libro de su abuelo y además era de los más viejos y tenía tanto polvo que al soplar creó un pequeño desierto.
Lo abrió y empezó a leer, la letra era antigua y casi imposible de entender pero no para él ya que había estudiado todo tipo de caligrafía existente y por existir así que se sentó en la mesa más cercana donde había un par de estudiantes chicas, ellas levantaron un momento la mirada pero después se concentraron en sus estudios y él no las molestó.
"Invierno de 1880, las arenosas tierras de Madrid se levantan con el fuerte temporal de la capital....

Diciembre de 1880.
Gindrés se encontraba escribiendo con una pluma sobre la dura tabla de aquel bar, vestía de un marrón claro, sus pantalones estaban forrados del mejor cuero de toda la ciudad y Siego Lópes, el hombre de la taberna limpiaba sus vasos escupiendo en ellos y después pasando una bayeta por dentro.
-Un día te van a pillar-Dijo Gindrés viendolo con repulsión.
-Y que van a hacer ¿Echarme de Madrid?
Ambos se miraron un buen rato y después empezaron a troncharse.
-Muy buena esa-dijo secandose las lágrimas de los ojos-. Como si pudiesen echarse ¿quien va a venir a hacerlo? ¿Quizás Ferdinand Burgués?
Volvieron a reírse pues Ferdinand era un hombre que tambien tenía una taberna pero no tenía demasiado éxito, la más famosa era la de Lopes.
En ese momento un hombre de estatura media entró en el bar, llevaba un trozo de paja colgando de la comisura de sus labios y tenía ambos pulgares sujetados al cinturón que llevaba alrededor de la cintura, en su largo chaquetón, en el pecho llevaba la característica estrella de un Sheriff, se trataba de Iker Mastillas, el mejor Sheriff de toda la ciudad de Madrid. Él había pillado a los ladrones más difíciles del mundo, a los asesinos más sanguinarios e incluso llevaba sin recibir un balazo en tres años y medio, consiguiendo así el record del anterior sheriff de la ciudad.
Tambien era verdad que se rumoreaba que no había recibido un solo tiro en esos tres años porque sus compañeros Adelio Manos y Fefe habían recibido todos los disparos por él.
Pero sabían que era falso, que ambos estuviesen cada dos por tres escayolados era solo porque eran muy torpes.
A Gindrés le impresionaba aquel hombre, cosa que no podría decirse de Siego, quien hacía tiempo que quería su puesto pero que nunca aprobaba el examen para ser su sustituto.
Era un poco paranoico, decía que él le suspendía aposta, no quería soltar el puesto ni a tiros (nunca mejor dicho) pero Gindrés le decía que eso no era verdad, que eran imaginaciones suyas.
Isner se fue directamente a ver a su amigo Gindrés a quien le dio una palmada en la espalda amistosa y saludó con indiferencia a Siego.
-¡Que tal amigo Gindrés!-Vio que escribia algo-¿Que escribes?
-Pues un libro sobre tí.
Isner le cogió por el pecho levantandole un tanto de la banqueta, cosa que le sorprendió.
-¡Que te han contado! ¡Como sabes tanto sobre mi!
-No me han contado nada, solo estoy escribiendo sobre las cosas que nos has dado.
Su rostro cambió de repente, le soltó y le quitó las arrugas ocasionadas en su camisa.
-¡Claro que si campeón!-guiñó un ojo-. Yo solo... estaba de broma.
Siego le miró sospechosamente, cosa que no gustó mucho a Isner.
-Y tu que ¿algún problema?
-Yo, ninguno. Pero agradecería mucho que cuando me hables me mirases a los ojos y no al pecho.
-¡Es que eres muy alto joder! ¡La última vez que te miré me dio una torticulis!
 -Tranquilidad ¿quereis?-dijo Gindrés apaciguando el fuego entre ambos-. ¿Porque no podeis llevaros bien?
-Ya sabes que nunca me ha gustado esta taberna, es demasiado...
-Demasiado que-dijo Siego dejando el vaso encima de la tabla dando un golpe e intimidando.
Isner se alejó un tanto, Siego olió a mierda.
-Mira, me voy a ir pero no porque me des miedo ni nada por el estilo.
Cruzó la puerta corriendo con una mano sobre su trasero.
Gindrés olisqueó.
-¿No huele a mierda?
-Creo que se ha cagado.
Siego miró hacia la puerta y Gindrés sonrió.
-Que cachondo eres ¿como se va a cagar?
-Soy mejor que él y lo sabe-miró a Gindrés-. Lo sabeis todos.
Gindrés le dio una palmada cariñosa en su brazo derecho.
-Tranquilizate ¿quieres? No puedes competir contra Mastillas ¡Es de locos!
Siego volvió a sus tareas, no quería seguir con esa discusión porque si no alguien saldría mal parado.

Mientras tanto, al otro lado del terreno arenoso, Mastillas entró en la taberna de Ferdinand Burgués, se hacía llamar Cero Ondas. Mastillas jamás entendería ese nombre pero el caso es que era el de su mejor amigo, él era muy amigo del jefazo de sheriffs y él, a cambio, le proporcionaba información de la taberna de Siego.
-¿Puedo ir al servicio por favor?
-Primero información, después si quieres cagar me tienes que pagar 5 duros.
-¡Pero serás...!
Se calló porque le lanzó la mirada furiosa. Decían que si la veías por más de tres segundos era capaz de matarte.
Mastillas se quedó mirandole durante cinco segundos y Burgués cambió el semblante a otro que era de bobo.
-¡Tenías que haber apartado la mirada!
-¿Por?
-¡Es lo lógico cuando los rumores dicen que con tan solo tres segundos podría fulminarte!
-Pues eso estaba comprobando, da más miedo Siego, con él me he cagao contigo solo casi me entra la risa.
-¡Me estás retando!
-¡No! ¡Solo estaba comprobando si los rumores eran ciertos!
Le soltó una colleja por encima de la barra y le dijo que tirase hacia el lavabo que empezaba a apestar.

 Año 2014
-Estoooo...-dijo alguien detrás de él interrumpiendo su lectura-. Perdone señor.
Era el bibliotecario con el maldito chicle.
-¿Si? ¿Que quiere?
-Pues que debe terminar de ir leyendo, vamos a cerrar la biblioteca para comer, se puede llevar el libro si quiere.
El libro estaba interesante así que, se levantó y se lo llevó para seguir leyendoselo en casa.

Cuando llegó siguió leyendo solo que no desde donde debería haber seguido, sino ya por el final.

Enero 1880

No era muy alto, vestía una larga chaquetilla de color marrón oscuro, llevaba el típico sombrero de vaquero. Él le miraba atentamente, preparado para desenfundar su arma en ese duelo que se le estaba haciendo eterno. Isner Mastillas empezó a contar, cuando llegasen al tres ambos debían desenfundar sus armas, pero Isner solo contó uno y le pegó dos tiros a Gindrés, este cayó al suelo arenoso agonizando un tanto.
Isner se acercó a él viendo como se apagaban sus ojos de color marrón oscuro, entonces pronunció unas palabras, sus últimas palabras:
-Te perdono, por todo lo que nos has dado.
-Tu eres muuuuuuuuuuuuuu tonto
Y le pegó otros tres tiros.


Año 2014.

-¿Qué cojones...?
Siguió hacia adelante pero solo había hojas en blanco manchadas de sangre seca.
Tenía que saber como se había llegado a esa situación, ahora entendía el porque su abuela le dijo que se lo leyese, ahí estaba la clave para echar a un traidor. 
Justo cuando se iba a poner a leer, alguien llamó a su puerta. 
Su sirvienta Manuela iba a ir pero él no la dejó, se levantó él para abrir él.
Se quedó blanco como la camiseta del Madrid o como Iniesta, no le esperaba a él allí ¿cómo había averiguado que estaba allí?
-Hola hermanito-dijo Álvaro con desdén.
Andrés le cerró la puerta en las narices y él volvió a tocar al timbre insistentemente alternandolo con golpes en la puerta.
-¡Oye! ¡Que se te ha cerrao la puerta! ¡Que me he quedao fuera!
No podía creer que fuese tan estúpido.


*Me refiero al capítulo 2x08, claro está.












miércoles, 6 de agosto de 2014

5x01: Vuelta Al...¿Trabajo?

NOTA: Antes de leer, mirad a vuestra derecha para que veais de que va este blog, solo es una PARODIA, todo lo que se diga no es VERDAD, solo ciertas cosas se asemejan. Asi que ahorraros comentarios estúpidos. Dicho esto, espero os guste.

Se encendió la luz. Sus pupilas se dilataron y entrecerró un poco los ojos cegado por tal ráfaga repentina. Andrés pudo ver que estaba en una sala de paredes reforzadas de lo que parecía acero, frente a él se encontraba un espejo, uno de esos en los que al otro lado se encontraban personas observandote y oyendote.
Su aspecto era desaliñado, tenía barba, sus ropajes estaban hechos jirones. Llenas de agujeros y con aspecto grisaceo, símbolo de que no se había cambiado en por lo menos un par de semanas.
Andrés se encontraba sentado frente a una mesa, con las manos esposadas y delante suya había un hombre bien vestido, con una carpeta con fotos de alguien pero no veía nada debido a que le habían cegado.
El hombre se puso a hablar mientras dejaba la carpeta encima de la mesa tirandola.
-Su nombre por favor.
Esa voz le sonaba pero ¿de qué? Enseguida lo averiguó cuando este dio un golpe sobre la mesa y le puso su cara frente a él cabreado: era Fernando Burgos, un poco más moreno (casi negro diría) pero era él.
-¡He dicho que como se llama!
-Pues Andrés-dijo con voz sosegada-. No hace falta que se flipe ni nada por el estilo, iba a contestarle.
-¡Las preguntas aquí las hago yo!
-Pero si no he hecho ninguna pregunta flipy.
Fernando le soltó un tortazo pero se pinchó con su basta barba y se sopló la mano dolorido. Andrés sonrió desdeñosamente, cosa que no gustó mucho a Burgos.
-¡Como osas a...!
-¿A dejarme barba?-Interrumpió Andrés-. Pues por cosas como las que acaba de hacer, que mi cara ya empezaba a desfigurarse de tanto hostión.
-¡Asi que lo reconoces!
-¡Pues si!-Dijo con tono burlón.
-¡Y encima no lo niegas!
-Ya veo que por muy negro que seas sigues siendo el mismo.
Fernando no vio un atisbo de que estuviese asustado, eso por alguna razón le sacaba de quicio.
-No entiendo, te hemos secuestrado, esposado y encerrado aquí y no veo atisbos de que reacciones como lo harían las personas corrientes-hizo una pausa-¡Joder, si hasta te estoy gritando!
-¿Y?-Dijo pasota y echandose para delante-. Ya he visto todo lo que tenía que ver en mi vida.
-¿Y por eso ahora anda por la calle cual mendigo? ¿Esta arruinado?
Andrés se miró de arriba abajo, sonrió y se señaló de cuerpo entero
-Un momento ¿piensas que no teng pasta por estar así?
-Hombre, alguien que la tuviese no andaría a las tres de la mañana andando por la calle como con dos cartones de vino en una bolsa y mucho menos con esos harapos-le olisqueó manteniendo las distancias-. Y no huele muy bien que se diga.
-Es todo un simple malentendido-Fernando se sentó para escucharle-. Verá, me acabo de mudar de sitio, ahora vivo en un piso más grande, por no decir que es casi como una mansión, gano mucha pasta como escritor de libros.
-Un momento ¿me estas diciendo que ahora esta forrado?
-Si, eso estoy diciendo.
-¿Y porque no he leido un solo libro suyo?
Soltó una risa ahogada.
-Quizás lo haya hecho-le miró de arriba abajo-. Aunque que quiere que le diga, no tiene pinta ni siquiera de saber leer.
-¿Que intenta insinuar?
Andrés movió la cabeza de un lado a otro.
-No lo he insinuado, le acabo de decir a la puta cara que es un inculto de mierda vamos.
Fernando le miraba con cara de sospecha.
-Amigo, porque soy periodista, sino me atrevería a decir que me estas llamando inculto.
-¡Es lo que le estoy llamando joder!-Dijo ya harto, recibió otra vez un hostión pero la barba de nuevo hizo su efecto.
-Podría afeitarse usted un poquito al menos.
-¡Si claro! Y recibir todas las hostias del mundo ¿no te jode?
-Veo que lo vas pillando.
Empezó a darse de cabezazos contra la mesa porque Fernando no pillaba una a derechas, este continuó con sus preguntas.
-Y si es usted millonario ¿cómo es que va con esas pintas?
-Llevan un mes alicatandome los baños, no tengo agua alguna y por eso huelo mal, no tengo un sitio donde ducharme.
-¿Un mes? Los que le alicatan los baños son panchitos ¿verdad?
-¡Ya estamos!-dijo ofendido Andrés-¿Porque tardan mucho ya quiere decir que son extranjeros? ¡Eso son estereotipos asquerosos propios de gente racista como usted!
-Lo son ¿verdad?
-Si, lo son pero... ¡No tiene nada que ver!
-Andrés es racista...-dijo apuntando en un papel dentro de la carpeta.
-Pero... que me estás contando.
-Acepto lo de que huela mal-dijo Fernando como si no hubiese ocurrido nada-pero ¿que pasa con su ropa?
-Le acabo de decir que no tengo agua, no tengo lavadora alguna.
-Pero la tiene echa jirones.
-¡Como que me la habeis roto vosotros cabrones!
Fernando se puso a mirar al limbo llevandose la mano a la barbilla y acariciandosela, como si estuviese pensando.
-No recuerdo eso, fijate tu.
-Normal, recordais lo que os sale de los cojones.
-¿Porque hablas en plural?
-Porque la gran mayoría de periodistas españoles sois así, unos hijos de su santísima madre que sois capaces de vender hasta a vuestros hermanos solo para hacer una campaña gratuita a "San Iker Casillas"-Hizo comillas con las manos haciendo ruido con las esposas.
Fernando se levantó enfadado y volvió a golpear la mesa, después le señaló con un dedo acusador, parecía Phoenix Wright.
-¡Protesto!-No lo parecía, lo era-¡Como osas mentar al santo de todos los santos! ¡Tu, promourinhista de mierda!
Andrés le contestó de la misma manera, se levantó y tambien golpeó la mesa con fuerza. Las esposas se rompieron.
-¡Vaya mierda de esposas!-Dijo con un dedo acusador a Fernando-¡Iker Casillas solo es un nombre, no alguien por el que dejarse el bolígrafo día si y día tambien! ¡A ver si entendeis de una putísima vez que el Real Madrid es el nombre que debeis proteger y jurar lealtad!
-La verdad es que las esposas eran de caramelo, no tenemos presupuesto para tener unas de verdad-Andrés cogió un trozo y las saboreó, eran sabor piña, su favorito. Fernando se dio un par de tortas para despertarse-¡Pero ese no es el tema! ¡El caso es que Diego López no es mejor que Casillas ni en mil millones de años! ¡Y por eso se va a largar!
Esperaba una reacción por parte de Andrés pero este seguía chupando el caramelo y mirandole con atención.
-Un momento-dijo Fernando-. Te acabo de decir que Diego López va a abandonar el Real Madrid y tu te quedas tan pancho.
-La información no se si es verídica pero eso ya lo sabía.
-¿Y usted como es que lo sabía?-Dijo poniendole un micro en toda la jeta, o al menos algo que se le parecía (y que no supo de donde lo sacó)
-No hace falta ser un puto doctorado en biomecánica cuantica para saber que eso puede o va a ocurrir.
-Pues fijese que yo ni me lo imaginaba.
Fernando Burgos cogió unos papeles que se encontraban dentro de una carpeta forrada de fotos de Iker Casillas.
Andrés empezó a comprender el porque había estado tanto tiempo alejado de ese mundo.
Lejos de la prensa vendida y con un nuevo pseudónimo. 
Así es como había aprendido a sobrevivir en un mundo donde su hermano había vuelto a Marca y en As estaban en plena guerra contra Mou y sus séquitos.
-Le veo distinto, como si...
-¿Hubiese madurado mucho más?
-No, como más mayor.
Andrés se dio un golpe en la cabeza, justo en ese momento una chica con una falda larga, su pelo moreno recogido en una coleta, con gafas y traje negro abrió la puerta.
-¿Se quieren callar joder?-Dijo en voz baja-. Hay gente leyendo y estudiando. Me dijo que no iba a haber gritos.
-Lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir.
-¿Estamos en una puta biblioteca?
-Si, es que no se me ocurría otro sitio donde sabía que no te buscarían otras personas y además, solo tengo una prima-señaló a la bibliotecaría-. Por eso me ha colado.
-Entonces tras el espejo no hay ni Dios ¿verdad?
-Pues no, porque esto no es una sala de interrogación, esto es una sala que ya no se utiliza-dijo la prima de Burgos.
Andrés fue andando hacia la puerta y Fernando le miró extrañado.
-¿A donde vas?
-Pues a casa, a continuar con mi vida de escritor... y columnista.
-¿Significa eso que vas a volver al mundo del periodismo?
-Si, eso mismo significa.
-¡No si puedo impedirlo!-Sacó una pistola y le apuntó.
La prima de Burgos se acercó a él y le soltó tal bofetón que le tiró la pistola al suelo y esta se rompió tambien en pedazos. Eso a Andrés le hizo sentir satisfacción, miró a los ojos de Fernando y entonces comprendió algo.
-Lo sabe ¡No puede esca...!
Volvió a soltarle otro bofetón.
-¡Que te calles joder! ¿Es que no lo entiendes?
Andrés salió corriendo, el periodismo español estaba de capa caída, no tenían ni para pipas. Las esposas y la pistola de caramelo eran las pruebas feacientes de ello. Era el momento de atacar.