domingo, 13 de octubre de 2013

4x08: ASpocalipsis

08/10/2013
LUGAR: Redacción Del As
HORA: 01:30
Todo estaba a oscuras, el hombre entró llamando a la puerta con miedo y diciendo "hola" para ver si alguien le contestaba, parecía que no había nadie pero entonces algo le aterrorizó, detrás de algunas mesas aparecieron varios ojos brillantes, sacó una linterna y apuntó a uno de esos rostros, eran simple personas, o eso creía porque uno gruñó al ver directamente la luz de la linterna y salio corriendo como si se tratase de un primate. Fue despacio hacia el despacho de Alfredo, sin apartar la mirada de aquellas ¿personas? Abrió la puerta y vio a Relaño mirando por la ventana de su despacho o eso creía porque no se veía nada.
-¿Hola? ¿Alfredo?
Este se giró y le enfocó con la linterna, estaba vestido con harapos, a su lado vio que estaba Tomás Roncero sacando la lengua, y le acariciaba el pelo, como si fuese un perro.
-Tu debes ser Carlos Mendoza ¿no?
-Si, el mismo ¿que a ocurrido aquí?
-Veras, no tenemos un puto duro, la empresa se va a la mierda y hemos que tenido que hacer ciertos recortes.
Detrás de él vio una especie de megáfono gigantesco, lo señaló.
-Fue por ahí por donde tu contactaste conmigo ¿no?
-Si, y esos son los tambores con los que te llamé.
-Ya ¿y porque lo hiciste? ¿Que quieres de mi?
-Me he enterado por ciertas fuentes...
-Cuando te refieres a fuentes te refieres a ese tipo que estaba a nuestro lado durante toda la asamblea con un papel y un boli disfrazado de fuente creyendo que nos tragaríamos que era un disfraz perfecto ¿verdad?
-Lo siento, no puedo decirte de donde sale dicha fuente.
Iba a hablar pero pasó totalmente al ver que Tomás Roncero se restregaba en las piernas de Alfredo buscando más cariño.
-Y dime ¿que quieres de mí?
-Mis fuentes me dicen que Florentino le retiró la palabra de la asamblea, me interesa tu versión.
-Si, el Real Madrid debe mucho dinero... aunque por lo que veo vosotros estais en la estacada.
-Porque dices eso ¿Acaso tu me ves mal?
-Sorprendentemente a pesar de como está todo esto me sorprende que sigas igual de gordito.
-Desgraciadamente algunos han tenido que sacrificarse.
Señaló a su derecha que era la izquierda para él y vio huesos en el suelo, aquello le espeluzno.
-¡Se ha comido a sus redactores!
Él le miró de mala gana.
-¡No hombre! Digo que algunos han tenido que sacrificarse y darme toda la comida que tenían en su nevera ¡No soy un canibal!
-Con las pintas que tienes perdona que discrepe-dijo en voz baja.
-¿Perdona? ¿Dices algo?
-¡No! ¡Nada!
-De acuerdo ¿podemos empezar la entrevista?
Le ofreció sentarse en una silla echa de paja y él decidió quedarse de pie, no parecía muy estable.
-Una pregunta, si no tiene luz no tiene ordenador ¿como pretende sacar mi entrevista en un papel que sale de esa cosa hoy día?
-Tranquilo-sacó un teléfono echo con un bote de yogur y una cuerda, se fijó en que esta salía por la puerta y no sabía donde terminaba-tengo a un hombre en el locutorio de la esquina, ahora lo hacemos de esta manera.
-No estoy yo muy convencido de hacer esta entrevista.
-Necesitamos esa entrevista-dijo levantandose de su asiento.
-Lo siento pero...
Antes de que pudiese hacer nada, Alfredo Relaño pidio a Tomás Roncero que atacase y este se avalanzó sobre él y sacó los dientes amenazante, tambien le llenó la cara de babas.
-Y ahora ¿vas a hablar?
-¿Acaso me queda otra opción?
-Buen chico Roncero, aquí tienes tu muñeco de Casillas, ve a buscarlo bonito.
Lo tiró y este salió detrás de él.
Carlos se levantó y empezó a hablar de todo lo quer debía el Madrid.
-...y es así que el Real Madrid debe tres euros y dos coca colas al dependiente de la esquina del Bernabeu.
-Gracias Carlos Mendoza, solo que eso último lo retocaremos un poco.
-¿Un poco? ¿Cómo de poco?

La portada de a continuación lo dice todo.

 CONTINUAR...

No se atrevía a salir, estaba completamente acojonado y escondido, le estaban persiguiendo, había ahondado mucho en el asunto. Cogió su móvil, estaba sin batería. Tantos días sin pisar una casa era lo que tenía, sin electricidad no se podía llegar a ninguna parte, miró a todas partes esperando ver alguna cabina. Había una a unos dos metros de donde él estaba, resopló varias veces y fue valiente, salió corriendo, cogió una moneda y tecleó los números. Rezó para que lo cogiese, lo hizo.
-¿Diga? ¿Quien es?
-¡Javier! ¡Soy yo! ¡Andrés! ¡Tienes que ayu...!
Alguien le cogió por detrás y lo último que vio fue negrura.

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